
Aunque en España hayan existido
siete leyes educativas desde el final de la era de
Franco, fue la LOGSE en 1990 que marcó un verdadero cambio en su sistema
nacional. Esta ley fue el triunfo político de los principios pedagógicos que
tienen su origen en Rousseau. Dicha corriente pedagógica afecta a la educación desde el
plano teleológico y epistemológico, a saber, cambia radicalmente la finalidad
de la escuela y resuelve de manera reduccionista el problema del conocimiento. A
pesar de ello, este paradigma educativo se implementó de manera totalitaria
y terminó por perpetuarse en todos los elementos de la cultura escolar española
(y latinoamericana). Desde ese entonces, la mayoría de los profesores quedaron
hipnotizados con el discurso utópico de los nuevos gurús educativos; sin
embargo, otros profesores mantuvieron sus ojos bien despiertos frente a las
románticas ideas de los pedagogos modernos. Y con la autoridad que
emana de su ejercicio docente, y que se les intentó arrebatar minimizando sus
opiniones, se mantuvieron firmes a los peligrosos cantos de sirena y advirtieron con argumentos sólidos, y desde diversas
perspectivas, la crisis educativa contemporánea que se vivía a raíz de esa
imposición legislativa.
A ese grupo de profesores
españoles que se opusieron a los principios de la nueva pedagogía, yo los he
llamado "los profesores rebeldes". Hoy, decir que la finalidad de la escuela es la transmisión del conocimiento es ir a contracorriente, es un acto de rebeldía al sistema, es ser acusado (y sentenciado) de retrógrada, antiguo, elitista u otros adjetivos cada vez más creativos. Sin embargo, cada año son más profesores que mediante
la publicación de libros y presentaciones en distintas conferencias critican
las reformas educativas establecidas y proponen nuevas soluciones reales al problema. Es difícil nombrar a todos, pero trataré de elaborar un listado de autores que
tienen claro cuál es la verdadera finalidad de los colegios y cuál es la importancia del
conocimiento para las futuras generaciones. Evidentemente, es una clasificación muy personal que está basada
en mis investigaciones pedagógicas sobre la cultura escolar contemporánea.
Podríamos decir que la primera
manifestación popular ocurrió a inicios del milenio y llegó a través del mítico
“Panfleto Antipedagógico” (2006) de Ricardo Moreno Castillo. Este libro fue “un
aviso perentorio, un grito de socorro, una llamada de atención sobre un
problema que urge resolver porque pronto será demasiado tarde. Se trata de la
desastrosísima situación que atraviesa la educación en nuestro país.” Detrás de estas palabras existían un conjunto de autores que paralelamente venían evidenciando los males
de la educación española desde varios sectores. Entre ellos puedo destacar a Mercedes
Ruiz Paz que con sus libros “Los límites de la educación” (1999) y “La secta pedagógica”
(2003) criticaba directamente al magisterio que había tomado el sistema escolar.
También está Toni Sala quien con “Crónica de un profesor de secundaria” (2002) mostró
la cruda realidad del profesor que seguía los nuevos principios pedagógicos
establecidos. Por la misma línea, se encuentra José Sánchez Tortosa con su
libro “El profesor en la trinchera” (2000) y “El culto pedagógico” (2018). Podemos
añadir a esta lista a “La enseñanza destruida” (2005) y "La tarima vacía" (2017) de Javier Orrico, “Los hijos de la Logse”
(2008) de Francisco Robles Rodríguez y “Cartas de un maestro. Sobre la educación en la sociedad y en la escuela actual” (2008) de José
Penalva Buitrago. Y definitivamente, no podemos olvidarnos de “La gran estafa: el secuestro del sentido común en la educación” (2006) de Alicia Delibes
Liniers donde se reconoce que "en el mundo de la educación hace tiempo que triunfó una pedagogía progresista antiautoritaria".
La convicción de que la finalidad
de la escuela es la transmisión del conocimiento ha seguido presente en el resto
de los profesores rebeldes de esta última década. Esto se observa en los libros
posteriores de Ricardo Moreno Castillo como “La buena y la mala educación”
(2008), “La conjura de los Ignorantes” (2016) y “Los griegos y nosotros: de cómo el desprecio por la antigüedad destruye la educación” (2019). Esa misma convicción
se encuentra en los libros de Alberto Royo titulados “Contra la nueva educación” (2016), “La sociedad gaseosa” (2017) y “Cuaderno de un profesor” (2019). También tenemos una descripción realista de la situación actual de la enseñanza en “¿Qué pasó con la enseñanza? Elogio del profesor” (2015) de Luisa Juanatey y en “Devaluación continua” (2019) de Andreu Navarra.
Pero, en esta rebelión de los
profesores españoles frente a la ortodoxia educativa vigente, debo resaltar la
enorme figura de Gregorio Luri. Este profesor resalta con luz propia por su diálogo
abierto con las ideas educativas actuales, por su defensa del conocimiento en
la escuela, por su lucidez e inteligencia para enfrentar problemáticas reales, por
mostrar con claridad las consecuencias negativas de las políticas educativas, por
su optimismo frente a los profesores y por proponer nuevas soluciones a la enseñanza.
Su presencia entre los grandes educadores hispanos es respetada incluso por sus
opositores, porque toda su sabiduría sobre educación se ve reflejada al escucharlo
hablar. Su voz cálida es su arma de persuasión y sus libros son la mejor
argumentación de sus ideas. “La escuela contra el mundo” (2010), “Mejor educados. El arte de educar con sentido común” (2014), “¿Matar a Sócrates? El filósofo que desafía ala ciudad” (2015), “Elogio de las familias sensatamente imperfectas” (2017), “El deber moral de ser inteligente:Conferencias y artículos sobre la educación y la vida” (2018), “La imaginación conservadora” (2019), “Sobre el arte de leer: 10 tesis sobre la educación y la lectura” (2020) y “La escuela no es un parque de atracciones: Una defensa del conocimiento poderoso” (2020).
Es deber mío incluir en esta
lista de profesores rebeldes españoles a Inger Enkvist, la profesora sueca que
enseña literatura en la Universidad de Lund. Ella habla español a perfección y
publica sus libros sobre educación en español. Es muy reconocida entre los
profesores hispanos porque siempre ha alzado la bandera de la escuela como
transmisora de conocimiento. Ha estado presente desde el inicio de la rebelión y
su voz sigue tan vigente que es un placer oírla hablar con tanta seguridad sobre
la crisis educativa. Además de su crítica tiene muy claro las políticas de
solución para mejorar la situación actual. Eso se puede ver en el conjunto de
sus obras donde el factor común es la crítica al constructivismo pedagógico de
nuestros tiempos a quien le acuñó el término de “la nueva pedagogía”. Gracias a
su esfuerzo intelectual tenemos “La educación en peligro” (2000), “Repensar la educación” (2006), “Iconos latinoamericanos” (2008), “La buena y la mala educación: Ejemplos internacionales” (2011), “Educación: guía para perplejos”
(2014), “El sueño del celta de Mario Vargas Llosa” (2014), “Aprender a escribir con Jane Austen y Maud Montgomery” (2015), “El complejo oficio del profesor” (2016), “Inger Enkvist. Controversias educativas” (2020). Ella refleja la sabiduría que retrata al buen maestro y en
cada acto público impone su autoridad magisterial al hablar. Su presencia en
esta lista la hace digna de una mención honrosa que sin lugar a duda se lo ha
ganado por su verdadera trayectoria profesional.
Esta lista ha intentado agrupar a
los autores que han tenido cierto reconocimiento público en España. No será
capaz de contener a la gran diversidad de autores académicos que fundamentan sus
ideas en base de investigaciones sistemáticas. La aparición de nuevos
profesores españoles en esta lista será reflejo de que la rebelión se mantiene
firme con el paso del tiempo. Solo espero que en el Perú (y en Latinoamérica), aparezca
pronto un movimiento de profesores “rebeldes” que rompan con el paradigma
educativo impuesto actualmente y a cambio de este, empiecen a defender con convicción
que la finalidad de la escuela es la transmisión del conocimiento.
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